Bitcoin city, ¿milagro económico o delirio presidencial?

By Edwin Lima

El 23 de septiembre de 2021 en la Asamblea general de la ONU en Nueva York el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, denunció sin ambajes que la ONU, que antes había despertado optimismo, estaba acercándose de la obsoleecencia , y que a raíz de esa obsolescencia El Salvador le anunciaba al mundo en esa Asamblea que renunciaba al multilateralismo y que escogía irse por un nuevo camino, “El camino hacia nuestro desarrollo y primero Dios, un ejemplo para otros países del mundo”, sentenciaba en un video pre-grabado a través del cual se dirigía al mundo.

Dos meses después, durante la clausura de la conferencia latinoamericana de Bitcoin y Blockchain(Labitconf), en la playa de Mizata, La Libertad, siendo recibido como un popstar, con un avatar animado con la gorra hacia atrás en patalla gigante, mientras quemaban algunos millares de dólares en fuegos artificiales, y bajo aplausos entusiasmados de la audiencia, en su mayoría de extranjeros curiosos que se había hecho presentes al avento para ver con sus propios ojos el paraíso del Bitcoin, Bukele sorprendió al público con dos anuncios totalmente inesperados: la construcción de Bitcoin City donde sus habitantes gozarían de excención de impuestos casi absoluta (con excepción del IVA), cero por ciento de emisión de dióxido de carbono, energía 100% renovable oriunda del volcán Conchagua y todos los beneficios que la mejor ciudad del mundo jamás construída podría ofrecer. Para financiar la aventura Bukele anunció la emisión de un bono de deuda soberana (al cuál llamó de “el bono volcán”) por el valor de 1000 millones de dólares, el cuál se usaría en un 50% para la construcción de infraestructura para la mineración de criptomoneda, mientras que el otro 50% sería utilizado para adquirir bitcoins con fines especulativos, partiendo del principio que el bitcoin podría aumentar hasta 20 veces en los próximos diez años, que sería el plazo para el pago de la deuda adquirida.

Este anuncio significa en la práctica renunciar al multi-lateralismo y darle la espalda al FMI que a principio le prestaría al país 1300 millones de dólares, promesa que se fue por el resumidero a raíz de la investida autoritaria con la cual el presidente milenial ha venido gobernando el país desde que llegó a casa presidencial en junio de 2019.

Pero para garantizar que no hay camino de vuelta Bukele está dispuesto a quemar todas las naves y así, la semana recién pasada, la encargada de negocios de los Estados Unidos en El Salvador, Jean Mannes, anunció que dejaba al país después de ver frustrados todos sus intentos para tender puentes entre la administración Biden y la administración Bukele, y sentenció: las relaciones entre Estados Unidos y El Salvador están en pausa.

Si la “Ley Bitcoin”, que entró en vigor el siete de septiembre, le puso los pelos de punta a muchísimas personas alrededor del mundo, con el anuncio de Bitcoin City y el bono volcán el mundo parece que comienza no sólo a tener dudas sobre el estilo de gobernar de Bukele como también de su sanidad mental. Como decía el diario holandés, “de financeel dagblad”, Bukele está lanzando al casino el bienestar de todo un país, y con el anuncio de la emisión del bono volcán para financiar la compra de bitcoin y la construcción de infraestructura para mineración de criptomoneda, esto no es más una aventura, son claras señales de desesperación ya que las fuentes de financiamiento para el país se están secando.

El país se encuentra en este momento al borde de la quiebra. La deuda pública está aproximándose rápidamente de los 100% en relación al PIB. El déficit fiscal se encuentra arriba de los 4% anuales. El presupuesto para 2022, que ronda los 8000 millones de dólares, ha sido elaborado en base a espectativas de recaudación surrealistas, y ese presupuesto tiene en su base un déficit de no menos de 1500 millones de dólares los cuáles deberían ser cubiertos con más deuda pública. De igual forma, el gobierno tiene una deuda con los acreedores locales en LETES y CETES superior a los 1500 millones de dólares para vencer en 2022. Para poder pagar esa deuda el gobierno dispone de dos mecanismos, conversión de deuda de corto para largo plazo, pero para adquirir nueva deuda de largo plazo el gobierno tendría que pagar no menos de 13% de intereses anuales. O, el gobierno emite nuevamente deuda de corto plazo para pagar la deuda existente y así pospone el pago por más un año. Pero hay más, en 2023 vence deuda de eurobonos por el valor de 800 millones de dólares, y todo eso se da en un escenario crediticio bastante desalentador después que el país vio el riesgo país aumentar al punto de que los bonos salvadoreños han sido clasificados por J.P. Morgan and Chase como bonos basura (clasificación Caa1).

Es delante de esa coyuntura que Bukele le apuesta a la buena fé de los bitcoiners y espera que estos le financien la deuda pública al país bajo el supuesto que el bitcoin se va a valorizar a tal punto que los bitcoiners no sólo le comprarían 1000 millones en bonos como harían fila para prestarle 5 o 10 veces más de aquello que el gobierno les estaría pidiendo inicialmente.

Sin embargo, hay algunas preguntas que ni el gobierno ni sus amigos consiguen responder fácilmente. Por ejemplo, si el país en este momento tuviera que pagar no menos de 13% en el mercado para emitir nuevos bonos, ¿por qué alguien tendría interés de prestarle al país a una tasa que corresponde a la mitad (6.5%) de lo que cualquier inversionista podría exigir para comprar bonos salvadoreños en los mercados tradicionales?

Pero no sólo eso, si la apuesta de Bukele es que los bitcoiners le van a prestar dinero para que él pueda invertir en bitcoins bajo la promesa de pagarles la mitad de lo que él gane más un premio (coupon) de 6.5% sobre saldo al año, ¿que le hace pensar a Bukele que los bitcoiners estarían dispuestos a renunciar a ganar el 100% contra los 56.5% que Bukele les ofrece?

Mientras el salvadoreño de a pié no tiene acceso a saluda de calidad, infraestructura, vivienda y renta digna y justa, transporte de calidad más todos los servicios de primer mundo que Bukele está ofreciendo através de bitcoin city, sumado a eso la excención de practicamente todos los tributos que los salvadoreños tienen que pagar todos los días sin recibir las debidas contrapartidas, Bukele le ofrece a los especuladores y lavadores de dinero el paraíso del bitcoin en tierras cuscatlecas desde donde podrán hacer sus inversiones y vivir como dioses subsidiados con los impuestos de los salvadoreños y comprometiendo el destino de las futuras generaciones con una deuda impagable.

Apenas para refrescarle la memoria a los lectores, entre otras promesas incumplidas, Bukele ya le prometió a los salvadoreños surf city, el lanzamiento de un satélite, la construcción de un aeropuerto y de un puerto en la Unión; pero también prometió un tren de alta velocidad que conectará el país de Oriente a Occidente y ahora, como si nada de eso bastara, le ofrece la construcción de bitcoin city y la generación de energía geotérmica para la mineración de criptomonedas.

¿Estamos delante de más un delirio presidencial o a las puertas del milagro económico centroamericano?

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